Suele, la tripulación, para divertirse,
atrapar albatros, vastos pájaros marinos,
que siguen, indolentes compañeros de viaje,
al navío que se desliza sobre los abismos amargos.
A penas los han depositado en el tablazón,
que estos reyes del azur, torpes y confundidos,
dejan lastimosamente, sus grandes alas blancas,
como remos arrastrados a su lado.
Este viajero alado, tan zopenco y vuela!,
Él, anteriormente tan hermoso, ahora es cómico y feo!
Uno molesta su pico con una pipa,
el otro imita, cojeando, al impedido que volaba!
El Poeta es parecido al príncipe de las nubes,
que frecuenta la tempestad y se ríe del arquero.
Exiliado sobre el suelo en medio del desprecio.
Sus alas de gigante le impiden ya marchar.
Fotografía: Amélie Olaiz
Fotografía: Amélie Olaiz