miércoles, 20 de mayo de 2009
martes, 19 de mayo de 2009
Las contradicciones que asustan a La Parca
Para Marco Antonio Karam
En casa de los Negrete no se hablaba de la muerte porque era invocarla sin razón. Por eso preferían ignorarla todo el año, hasta que llegaba el día en que con bombo y platillo festejaban el aniversario luctuoso del abuelo.
En casa de los Negrete no se hablaba de la muerte porque era invocarla sin razón. Por eso preferían ignorarla todo el año, hasta que llegaba el día en que con bombo y platillo festejaban el aniversario luctuoso del abuelo.
domingo, 10 de mayo de 2009
Manejando el mundo con sombras
Antaño también es virtual
Para Luis Olaiz
El joven se levanta de la mesa, da una palmada cariñosa al abuelo en la espalda y dice antes de subir hacia donde se encuentra su computadora.
—Nos vemos al rato abue, chido tu rollo man.
El abuelo lo mira irse y se vuelve para observar a quienes quedan alrededor de la mesa. Sólo su hijo y su nuera.
—Cuando yo era un niño —dice mirando sus manos arrugadas —siempre quería quedarme a la sobremesa para escuchar la conversación de los grandes, pero nos corrían porque los temas no eran propios para los niños. Así que oíamos a escondidas para ver si pescábamos algo.
—Sí papá pero ahora todo lo encuentran en internet. Ya no necesitan a los adultos para aprender.
—¿También se aprende a conversar en internet?
—Bueno, pues hay chats donde intercambian información, foros o páginas como facebook donde publican sus opiniones.
—Sí, don Sergio, pero pocos saben escribir bien, mucho menos conversar, la mayoría quiere ser leído y pocos leen —dice la nuera mientras sirve el café.
—Pues si no les importa me gustaría tomar el café junto a mi nieto en su computadora.
El joven se levanta de la mesa, da una palmada cariñosa al abuelo en la espalda y dice antes de subir hacia donde se encuentra su computadora.
—Nos vemos al rato abue, chido tu rollo man.
El abuelo lo mira irse y se vuelve para observar a quienes quedan alrededor de la mesa. Sólo su hijo y su nuera.
—Cuando yo era un niño —dice mirando sus manos arrugadas —siempre quería quedarme a la sobremesa para escuchar la conversación de los grandes, pero nos corrían porque los temas no eran propios para los niños. Así que oíamos a escondidas para ver si pescábamos algo.
—Sí papá pero ahora todo lo encuentran en internet. Ya no necesitan a los adultos para aprender.
—¿También se aprende a conversar en internet?
—Bueno, pues hay chats donde intercambian información, foros o páginas como facebook donde publican sus opiniones.
—Sí, don Sergio, pero pocos saben escribir bien, mucho menos conversar, la mayoría quiere ser leído y pocos leen —dice la nuera mientras sirve el café.
—Pues si no les importa me gustaría tomar el café junto a mi nieto en su computadora.
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