jueves, 18 de diciembre de 2008

Tigrito, pintito.

El muchacho le grita a su madre.
—Ya me voy.
Lanza las llaves del coche al aire, las cacha y cierra la puerta tras de sí.
La madre le grita.
—No te vayas, ya es de noche mejor quédate, no debes beber mientras manejas.
El muchacho vuelve a la casa, entra directo a la cantina, coge una botella de ron y la esconde bajo la chamarra de piel. Sale de nuevo a la calle y arranca el coche rechinando llanta.
—Es buen muchacho, muy responsable y obediente, nunca toma mientras maneja —afirma la madre con la mirada extraviada y la quinta copa de tequila en la mano.

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