viernes, 6 de junio de 2003

Confirmación de viudez

Me tenía sujeta por la cintura cuando abrí la puerta.
Ambos nos quedamos pasmados al verlo. Everardo y yo
pensábamos que había muerto en la expedición.
Demacrado se sentó en su sitio favorito, frente a la chimenea encendida. Entre escalofríos y palabras cortadas compartimos la cena; él fingía comer.
Pasada la media noche, el horror nos penetró completo, porque a través de su pecho pudimos ver el fuego que se extinguía.

No hay comentarios.: